Hoy hice una regresión y la psicóloga me
comentó lo que muchos comentamos, pero esta vez me hizo más eco. Te elegí. Te
elegí como mi madre por algún motivo relacionado con mi existencia, con mi
tarea de crecer. Este ejercicio de hoy fue muy interesante. Sí estoy muy cansada.
Y aún no logro reencontrarme en la que soy después de esa experiencia. Madre,
descubrí que tengo un algo de ángel en mí. También descubrí que en una vida
anterior fui ángel y compinche muy cercana de mi padre, siendo él también un
ángel. Creo que él te dejó muy en claro lo importante que era para él que yo
naciera. Y que eso te insegurizó y por eso las emprendiste conmigo, contra mí.
No podía ser contra mi papá porque lo amabas con locura. En el ejercicio A. me
atendió con mucho amor, con un amor dulce y verdadero. Y cortó los lazos que me
unían a ti y a mi papá formando una triangulación enfermiza, que siempre sentí
pesando sobre mí y de la cual no lograba escapar. Hoy comienzo una nueva etapa.
A me invitó a entrar con él en un camino de luz. Cuando le pedí –al final del
ejercicio- que no me abandonara, me dijo que siempre estaría cerca, pero que
ahora que yo sabía que era angélica sabría resolver por mí misma utilizando ese
atributo angelical frente a circunstancias adversas. Como ves madre, hoy doy un
paso importante. Ya no los necesito, ni a ti ni a mi padre. Siempre me
avergoncé de estar pegada a ustedes, sintiendo su incomodidad, y sin poder
hacer nada para volar sola, no tenía valor. Hoy emprendo un vuelo distinto,
sola y autónoma con mi angelicidad. Soy ángel y eso me da una tremenda
tranquilidad y serenidad. Puedo fiarme más de mí misma y de que sabré
protegerme cuando sea necesario. En este inicio de un nuevo camino iré
aprendiendo a usar esta herramienta mágica que siempre estuvo conmigo pero que
yo nunca reconocí. Mamá, te perdono, A me dijo, como Jesús, perdónalos porque
no saben lo que hacen. Y así lo hago madre. Y te dejo libre al tiempo que me
libero. Te agradezco las enseñanzas que me diste aunque no sepa de qué se
trató. Ahora trataré de encontrar o más bien reencontrar ese camino luminoso
que A me enseñó y continuar por esa senda viendo qué más me enseñará la vida.
Junto con perdonarte trataré de sentirme mejor y quejarme menos.
No te digo ni adiós ni hasta la vista
pues no conozco los misterios de la vida y no sé si nos volveremos a encontrar
en estos misteriosos caminos de la vida. Te quiero madre.