Me pregunto si nacer pudiera ser morir y morir ser nacer. Lo digo por mi caso personal. Yo siento que al nacer, morì.
Morì según los cànones tradicionales. Dejè de ser,
nunca fui. Hasta el dìa de hoy, yo no he sido. Acaso podría conceder que he
sido una màscara, en el sentido griego de la palabra. Màscara=persona.
Pero ser en el sentido de individuar, de existir,
no. He sido lo que papis, hermanos, familiares, amigos, colegio, sociedad me
indicaron. Es decir, nada. Yo no he sido nada de lo que pude ser. Quizá escritora,
quizá escultora, o profesora con vocación, o una buena madre y una buena
abuela. O mèdico, mi gran sueño frustrado. O psicóloga o psiquiatra o neuróloga.
O hasta quizá una buena novia, una buena esposa o por último una buena amante.
Según mis dotes naturales pude ser lo que hubiera
querido. Pero terminè siendo siempre una pobre debilucha sometida a los
decretos, dictámenes y opiniones de los demás.
Quizá por eso a estas alturas en que ya me voy
acercando al final, fantaseo con que quizá morir pueda ser vivir. Sería lindo. No
en revancha sino en disfrute de una vida real, mìa, en donde yo pudiera dar lo
mejor de mì. A lo mejor será asì. Pasar a una nueva vida, hoja en blanco para
ser escrita única y exclusivamente por mì, sin interferencias, sin
imposiciones, sin condicionamientos ni trucos extorsivos.