martes, 17 de noviembre de 2020

domingo, 1 de noviembre de 2020

Finalmente y muy a mi pesar, debo aceptar que la tristeza es un estado intrínseco del ser. No de todos los seres, pero sí compruebo que es así para mi ser. También es comprobable que la tristeza aleja a los demás seres, los que no la conocen ni la sufren. Es un estado incómodo. No se lo doy ni a mi peor enemigo ...(no tengo por suerte). 

La tristeza no necesita motivos ni razones, sólo es. Por hanga o por manga, llueva, haga sol o truene, ahí está, instalada gobernando mi ser. Molesta como el insistente zumbido de un mosquito. La tristeza va acompañada del hastío, de la modorra, del no-ser. Vive y se nutre de mi espíritu, cada vez más debilitado. De mi cuerpo, cada vez más enfermo. De mi alma, cada vez más vacía. De mi mente, cada vez más cínica.