Hoy a mis largos años una encantadora
astròloga me ha ofrecido confeccionar mi carta astral. Nunca había sabido mi
hora de nacimiento, sòlo que –molestia de mi madre- no pudo comer unos
deliciosos porotos que estaban cocinando; eso me hacìa presumir que había
nacido a primeras horas de la tarde. Pues bien, fui al registro civil y obtuve
mi Acta.
Me habla la astròloga de mi destacada
inteligencia, que es la causa de la mala leche de mis hermanos hacia mì:
envidia.
Respecto al desamor e indiferencia de mi
madre dice son celos de que le quite el amor de su hombre, tu padre.
Estas cosas yo vine a deducirlas hace
pocos años, después de mucho bregar inútilmente por conseguir el amor de mi
familia.
Hablando de mi mala suerte en las
relaciones sociales y especialmente de pareja, me dice que se origina en las
señales que me daba mi padre. Que ningún hombre tendría la inteligencia
suficiente para merecerme, por eso debía quedarme sola y literalmente sería “madrastra
y solterona”. Rompì el mandato de madrastra y tuve a mi hijo pero la felicidad
de ser madre me durò poco. Mi hijo también se sintió menospreciado por mì
respecto a su inteligencia y me cogió resquemor, al igual que mis hermanos.
En las mujeres tambièn despertè envidia y –esto
lo he deducido yo- celos e inseguridad; como mujer inteligente y además atractiva,
era un peligro al lado de sus hombres, a quienes podía deslumbrar fácilmente y
sin siquiera proponérmelo, sòlo por mi naturaleza encantadora.