Aquí estuvo escribiendo alguien que nunca se asomó a la vida, envuelta en su camisa de fuerza: el miedo, el abandono, la ingenuidad, la desprotección, el desinterés parental y filial, dolor, dolor ...
domingo, 13 de diciembre de 2020
martes, 8 de diciembre de 2020
Otra navidad del terror
Por ocho años consecutivos, fiestas sola. Todo un mes sumida en el pánico de saberme abandonada, olvidada por el mundo. Y haciéndo esfuerzos titánicos por mantenerme en la cordura y aparente normalidad. Mientras observo a los que me rodean preparar sus fiestas con entusiasmo, yo escondo con verguenza mi soledad y ruego en mis adentros que no me pregunten nada. Y si me preguntan lo típico "con quién pasarás las fiestas?" respondo sacando fuerzas de flaqueza para parecer normal: sola, como siempre.
Estoy tan cansada. Cómo poner fin a esto sin violencia.
domingo, 1 de noviembre de 2020
Finalmente y muy a mi pesar, debo aceptar que la tristeza es un estado intrínseco del ser. No de todos los seres, pero sí compruebo que es así para mi ser. También es comprobable que la tristeza aleja a los demás seres, los que no la conocen ni la sufren. Es un estado incómodo. No se lo doy ni a mi peor enemigo ...(no tengo por suerte).
La tristeza no necesita motivos ni razones, sólo es. Por hanga o por manga, llueva, haga sol o truene, ahí está, instalada gobernando mi ser. Molesta como el insistente zumbido de un mosquito. La tristeza va acompañada del hastío, de la modorra, del no-ser. Vive y se nutre de mi espíritu, cada vez más debilitado. De mi cuerpo, cada vez más enfermo. De mi alma, cada vez más vacía. De mi mente, cada vez más cínica.