Hace algún poco tiempo vivì una experiencia poco común y
poco convencional –una lectura de registros akàshicos mediante un canalizador
espiritual. Fuè algo muy especial, nada que me produjera conmociòn, sorpresa mayúscula
o remezòn telúrico. Pero sì fue distinto al cotidiano. Hubo varias cosas que se
me dijeron en la ocasión que me dieron nuevas luces acerca de asuntos muy
personales pero de ello no hablarè ahora.
Lo que me tiene sì intrigada, removida en mis cimientos
es lo que sucedió casi al final de la experiencia. El canalizador se disponía casi
a cerrar mis registros cuando me dice “espera, tus padres están aquí”. Nada màs
lejos en ese momento de mis pensamientos y emociones que mis padres. Papà murió
hace 23 años y mamà hace 8… y por eso y por historia de vida no me he sentido
en general muy íntimamente ligada ellos…. La última vez que fui al cementerio en
donde estaba mi padre fue al ir a dejar a mi madre junto a èl. Luego de esos 8
años no volvì allì. Por eso cuando el canalizador me dice están aquì me
sorprendì. Pero màs sorpresa me causò lo siguiente “preguntan que por què no
has ido a verlos” y “que les lleves algo”…; no estoy muy segura pero creo que también
le dijeron que “me amaban mucho”. Luego ya cerrò la sesión.
En el momento en que dijeron que les llevara algo vino
inmediatamente a mi mente un flash. Hacìa diez años, al comenzar esta larga y
agobiante depresión, el psiquiatra me sugirió –no recuerdo còmo ni por ni para
què- que realizara algo con mis manos. Moldeè un corazón con miga de pan,
gordito, y lo rellenè con azúcar. Lo dejè secar y luego lo pintè de colores
rosa y verde (coincidente con los colores con que se representa el chakra
del corazón, lo que no estaba en mi mente en aquel entonces), con rayos
simulando luz… luego de estar listo lo puse en una bolsita de gasa y lo guardè en
el cajòn de mi ropa interior. Como digo, vino en un flash que no me dejó dudas
de que eso era lo que tenía que llevarles. Pasò un tiempo de reclusión por
pandemia por tanto no pude ir a visitarlos hasta hace una par de días. Fue algo
que me hizo sentir muy bien, les hablè en voz alta durante mucho rato, les
expliquè por què no había ido, les dejè las flores que le gustaban a mi padre y
el corazón de miga de pan sobre su làpida.
Pero bueno, todo este largo introductorio es para
contarles acerca de este remezòn de mis cimientos. Siempre creì que los cuerpos
de quienes morìan quedaban bajo tierra o hechos cenizas, mientras sus almas inmortales
iban a un lugar que podríamos llamar cielo. No me pareció sorprendente que mis
padres estuvieran juntos en sus vidas desencarnadas pues siempre fueron una
pareja increíblemente unida por un amor genuino. Pero lo que jamàs imaginè fue
que esas almas tuvieran conciencia de en dònde estaban sus cuerpos y de quièn
los visitaba o no!! Esa revelación ha hecho meditar a mi conciencia y buscar
nuevas respuestas acerca de la vida en el màs allà, y sobre què tan cerca està
esa vida respecto del màs acà… creo darme cuenta que la cercanìa entre ellos y
nosotros es muchísimo màs de lo que al menos yo pensaba. Durante estos años he
tenido la alegría de reconocer la cercanìa de mi padre, mediante la presencia
en algunos momentos del aroma de su colonia. También he tenido algunos sueños
con èl que me han hecho pensar que son màs que sueños. En cambio mi madre nunca
se me ha manifestado –se lo hice ver en mi conversación en el cementerio y le pedí
que se acercara a mì, también les pedí a ambos otras cosas.-
Bueno, eso, que estoy muy impresionada por este nuevo
conocimiento. Gratamente impresionada pues me hace sentir menos sola en esta
tierra y me da mucho màs que pensar acerca de las limitaciones que por anga o por manga nos autoimponemos, y que de alguna manera podemos salvar esas barreras ampliando nuestra conciencia y nuestro mundo interior.