lunes, 6 de febrero de 2023

Paranoia? Esquizofrenia? Cobardía?

 Siempre atada al miedo, no he sabido nunca lo q es ponerse una meta. Para mí eso es algo de lo que saben los otros. Yo sólo esperando a donde me lleve la ola, aunque me arrastre y me revuelque y me tire de vuelta hecha un guiñapo cubierto de arena. Siempre ha sido así. Yo no sé si de pequeña me cortaron las alas o yo creí q me las habían cortado. Al caso da igual, no fui un yo, no tomé mi timón, ni siquiera supe que tenía un timón.

El tema de las metas y los trazados siempre me ha aterrado y le hago el quite. No sé cómo se hace. Y no es flojera, no. Es más bien desconocimiento total del tema... uno sabe algo poco de números, de letras, de idiomas, de ciencias, religiones, música, en fin... pero esto para mí no existe simplemente y si se da el tema en cuestión prefiero alejarme, me avergüenza, me inhibe no saber ni pío de lo que se está hablando, me atemoriza, no tengo historia. De hecho esta es la primera vez en mi larga vida q soy capaz de tocar el tema. Tengo difusas y muy lejanas imágenes de mi niñez en las que me veía adulta joven con bata de médico, incluso con una placa con mi nombre en el delantal... Capacidad intelectual me sobraba... entonces qué? qué fue de aquello? Adónde fueron a parar mis sueños rotos? Quién los destruyó? Fui yo mi misma? Mi sentido de culpa de ser? Percibo muy vagamente haberme sentido muy culpable de ser o/y de querer ser... me avergonzaba de mi propia osadía ensoñadora, todo es nebulosa, familia acosándome, ó quizá yo lo imaginaba así. Percibía mucho, veía bajo el agua, notaba las ocultas intenciones o malos deseos de algunos integrantes de mi familia y me daba terror, entonces desistía de mi ilusión. Había (o yo sentía) un clima amenazante. Si no actúas como ellos quieren te caerán las penas del infierno. Y me fui docilizando, domesticando a mi reina interna, me dejé avasallar y aceptarme cenicienta. Pero no tuve ese chispazo de la niña del cuento, jamás me atreví a desobedecer las órdenes tácitas del sistema y romper. Fui cobarde, debo reconocerlo. Y sin embargo se me clasificaba como conflictiva. Era mi madre que me odiaba y yo no caía en cuenta. En mi entorno eso era imposible. Y sin embargo llegado el momento en que ella se despegaba de mí (lo normal hubiera sido despegarme yo...) yo rompía el molde, el cascarón, lo establecido, las reglas, el respeto, todo, todo y tenía a mi hijo, por fin rompía cadenas!!

Y quizá hoy a esta larga edad pueda aún aprender de metas, probar cómo se hace, qué se hace, ejercitar, de a poquito, ir reconociéndome libre y autónoma y tomar mi timón y enfilar mi barca hacia donde se me antoje. Sin espadas de damocles, libre, con sólo la bóveda celeste por techo, sin limitaciones, sólo respetando y haciéndome respetar. Y si debo llevar mi barca sola, sin compañía, pues sea.