Empecé con mi blog en
diciembre de 2010. Le he cambiado el nombre algunas veces por alguno más
positivo a ver si cabalísticamente me
cambia el switch. Lo cerré. Abrí otro…Hoy todo sigue igual y peor.
Las gentes que se las dan de
cultas niegan la existencia de la mala suerte y me miran con lástima burlona cuando lo digo. Los psiquiatras me medican
(aunque les he dicho que no entiendo por qué) para el síndrome bipolar.
Preferiría mil veces ser bipolar a esta apática y antipática depresión.
Los bipolares al menos
conocen la euforia, la sensación de poder, la alegría exultante…
Yo en cambio jamás he
conocido tales niveles de endorfinas y serotoninas en mi organismo –y si alguna
vez lo viví, ya lo olvidé.
Sigo siendo la triste, la
sola. Y ahora agrego la vieja fea. Antes al menos al salir a la calle recibía
infinidad de piropos que si no mejoraban mi estado de ánimo al menos subían un
poquito mi autoestima.
Cada vez estoy más sola. Es impresionante.
No me quiero quejar de ser la única, pero esta es la mía y pucha que duele no tener a nadie, ni
un perro que me ladre (aunque no quiero tener animales). Tuve unos meses al psicópata pero no vale la pena. Es mucho
riesgo y mucha agresión a mi alma cansada y adolorida. Tuve un poquito a mis
nietos, pero por causa del psicópata los perdí. Tuve a una sobrina, que de
golpe y raja me calumnió y se alejó. Tuve una amiga que poco a poco se alejó
sin dar motivos. Tuve –o tengo- un único amigo de relación unilateral. Viene cuando
quiere (a veces pasan años) y yo no puedo acudir a él cuando lo necesito. Y las
pocas veces que le pido algo, no me lo da. Más que amigo es un conocido cercano y muy ocupado con su propia vida como para regalarme un pedacito a mí. Lo mismo que todos. Todos tan ocupados, sin tiempo de sobra para una vieja latosa.…
No me dirán que todo esto no
tiene otro nombre más que mala suerte?
No sé si fui mala persona
para merecer tantas penas. Tampoco declaro haber sido buena para merecer
bondades... Por eso digo lo de la mala suerte. Como no puedo ni pude entrar en
los sentimientos de mi madre –que quizá hubieran dado algo de luz a mi mala
historia de vida-, no me queda otra que asegurar que tengo mala suerte. Ejemplos
tengo cientos o miles, que ya ni vale la pena mencionar… hasta hoy siguen y
siguen entorpeciendo mi vida
No hay comentarios:
Publicar un comentario