domingo, 28 de mayo de 2017

Y si doy la pelea con alegría?

Y si descubro en algún rincón perdido de mi ser esta estrategia?

Sería como la última pelea porque energía va quedando poca. Acabo de perder otra oportunidad de encontrar un partner para la vida. Le pregunté que no le gustó de mí si me conoció en un par de horas apenas? (tampoco él me pareció el príncipe azul)… Pero pensé que podríamos habernos dado más tiempo para vernos. En fin. No quiso y ná que hacer. Pero tuvo la valentía de responderme qué no le gustó de mí. Son pocas las personas (por no decir ninguna) que se atreven a decir. Dijo: Tus problemas.
Lo he sabido siempre. No soy yo. La gente se aleja de mí por esa razón. Los canso, los aburro con mi cantinela –de problemas reales- pero es que a la gente no le gustan los problemas. Hoy en día no está de moda la compasión.
Bueno, de alguna manera las palabras de este señor me hicieron un eco distinto. Me planteo y qué tal si cambio mis respuestas cuando conozco a alguien? Qué tal si de alguna manera que aún no descubro, hablo sólo cosas positivas que entusiasmen al oyente? Para ello tengo que hacerme un verdadero lavado de cerebro y buscar en donde sea (dentro o fuera) material para respuestas positivas o aprender a esquivar elegantemente el bulto. Quién sabe si partiendo por la mímica y la pantomima me voy apropiando de esa nueva postura? Qué tal si me pongo una piel de mujer interesante y divertida? Sin convertirme en payaso obviamente. Pero aprender a esquivar las preguntas comprometedoras que inevitablemente me llevan a una respuesta negativa porque es ésa la esencia de mi vida. Quién me dice si a lo mejor ahora después de esta nueva decepción quizá aprenda a responder desde otro espacio de mi mente-corazón.

Vamos a ver qué se hace y cómo se hace. Ilumíname Señor de la Alegría!

No hay comentarios:

Publicar un comentario