Me pregunto hijo –perdón por llamarte así, pero es
lo que eres- qué te faltó de mí?
Qué fue lo que no te di? Si yo siento que te lo di
todo, hasta el alma. Tú no conoces las privaciones que pasé por darte lo que
tenía, lo que podía. Tuve tanta pobreza material, tanto maltrato de parte de
los otros, soporté malos tratos, humillaciones, despojos, todo lo malo lo
soporté estoica, aunque por dentro mi pobre alma se rompía en mil pedazos. Pero
soportaba. Y sabes por qué? Por ti. Para que no notaras la pobreza en que
vivíamos, el sufrimiento que me embargaba.
Tú eras mi soporte, mi centro, mi guía. Quizá fue
eso lo que no soportaste. Siendo tan pequeño quizá te dabas cuenta de mi dolor
aunque yo disimulara. Y quizá era mucho peso para ti tan pequeñito soportar ese
dolor.
Quizá el odio que sientes hacia mí nació de ese
dolor de pequeño impotente, de no poder hacer nada para salvar a su madre.
Quizás. Sólo puedo elucubrar ahora que ya no estás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario