Tengo hoy alguna seguridad mayor de lo que
en principio eran impresiones solamente. Hoy hay un paso más hacia la certeza.
Por dios que me ha costado. Es tan difícil observarse. Cómo me doy vuelta del
revés como un calcetín? Pero de a poquito se va logrando. Un día una lucecita,
muchos después otra pequeña lucecita y se juntan para alumbrar un poquito más.
Al principio, cuando me daba un poco
cuenta, me enojaba que no me dijeran. Hoy los entiendo. Un poco por cariño,
otro poco por ser polite, otro por el
ego… es normal, es natural. Los que dicen caen mal y causan dolor. Pero eso es
cultural. Es shileno. No debería. Las cosas se dicen -por amor. Para el mejor
estar del otro, de mi amigo. Pero bueh. No todos pueden, no todos quieren.
Mis quejas. Finalmente puedo asegurarlo. Al
principio y por mucho y doloroso tiempo me devanaba los sesos intentando
comprender sus razones. Por qué el alejamiento si no les hice nada? Qué les
hice? Silencio. No hay respuestas, no hay pistas. Algunos últimamente me han
ayudado a acercarme a la comprensión. Hoy, gracias a eso y a que mi mente se ha
mateado buscando, lo sé y es un alivio. “Nunca es triste la verdad, lo que no
tiene es remedio”. Ahora sé. Hoy comprendo y comienzo a aceptar. Hoy quizá hay
una luz nueva. No puedo aùn calificarla. Ni es necesario. Pero es otra. Viene desde
otro lugar de mi universo. Puedo empezar a aceptar. Y no seguir sintiéndome
sola en una isla de incomprensión absoluta. Ahora puedo ponerme un poquito
(sólo un poquito porque no soy shilena) en sus zapatos.
Y quizá, sólo quizá, desde aquí, desde este
exacto punto de inflexión, de luz, de darme cuenta, puede que empiece un gran
salto. Debo sí cuidarme de las trampas. Uuuyy. Son terribles. Siempre las
tienen a mano. Están en su adn. Si no quiero soltar prenda, de alguna manera
logran hacerme pisar el palito. Y como soy tontona ingenua caigo. Y empiezo con
la retahíla y ya no me para nadie. Porque son reales, no son quejas inventadas,
suceden en mi realidad. Y sus egos se inflan, orgullosos de su triunfo. Son buenos.
Son personas que ganarán su pedacito de cielo. Aguantan, son estoicos, oyen las
quejas como si verdaderamente les interesaran, mientras piensan hacia adentro
hasta cuándo dios! Que se calle de una vez.
Y finalmente cae la gota que rebalsa sus
vasos y se van. Para siempre jamás. Se cansaron. Y es normal.
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