viernes, 4 de agosto de 2017

Algo más que impresiones?

Tengo hoy alguna seguridad mayor de lo que en principio eran impresiones solamente. Hoy hay un paso más hacia la certeza. Por dios que me ha costado. Es tan difícil observarse. Cómo me doy vuelta del revés como un calcetín? Pero de a poquito se va logrando. Un día una lucecita, muchos después otra pequeña lucecita y se juntan para alumbrar un poquito más.
Al principio, cuando me daba un poco cuenta, me enojaba que no me dijeran. Hoy los entiendo. Un poco por cariño, otro poco por ser polite, otro por el ego… es normal, es natural. Los que dicen caen mal y causan dolor. Pero eso es cultural. Es shileno. No debería. Las cosas se dicen -por amor. Para el mejor estar del otro, de mi amigo. Pero bueh. No todos pueden, no todos quieren.
Mis quejas. Finalmente puedo asegurarlo. Al principio y por mucho y doloroso tiempo me devanaba los sesos intentando comprender sus razones. Por qué el alejamiento si no les hice nada? Qué les hice? Silencio. No hay respuestas, no hay pistas. Algunos últimamente me han ayudado a acercarme a la comprensión. Hoy, gracias a eso y a que mi mente se ha mateado buscando, lo sé y es un alivio. “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Ahora sé. Hoy comprendo y comienzo a aceptar. Hoy quizá hay una luz nueva. No puedo aùn calificarla. Ni es necesario. Pero es otra. Viene desde otro lugar de mi universo. Puedo empezar a aceptar. Y no seguir sintiéndome sola en una isla de incomprensión absoluta. Ahora puedo ponerme un poquito (sólo un poquito porque no soy shilena) en sus zapatos.
Y quizá, sólo quizá, desde aquí, desde este exacto punto de inflexión, de luz, de darme cuenta, puede que empiece un gran salto. Debo sí cuidarme de las trampas. Uuuyy. Son terribles. Siempre las tienen a mano. Están en su adn. Si no quiero soltar prenda, de alguna manera logran hacerme pisar el palito. Y como soy tontona ingenua caigo. Y empiezo con la retahíla y ya no me para nadie. Porque son reales, no son quejas inventadas, suceden en mi realidad. Y sus egos se inflan, orgullosos de su triunfo. Son buenos. Son personas que ganarán su pedacito de cielo. Aguantan, son estoicos, oyen las quejas como si verdaderamente les interesaran, mientras piensan hacia adentro hasta cuándo dios! Que se calle de una vez.
Y finalmente cae la gota que rebalsa sus vasos y se van. Para siempre jamás. Se cansaron. Y es normal. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario