miércoles, 30 de agosto de 2017

Elucubración


Me pregunto hijo –perdón por llamarte así, pero es lo que eres- qué te faltó de mí?
Qué fue lo que no te di? Si yo siento que te lo di todo, hasta el alma. Tú no conoces las privaciones que pasé por darte lo que tenía, lo que podía. Tuve tanta pobreza material, tanto maltrato de parte de los otros, soporté malos tratos, humillaciones, despojos, todo lo malo lo soporté estoica, aunque por dentro mi pobre alma se rompía en mil pedazos. Pero soportaba. Y sabes por qué? Por ti. Para que no notaras la pobreza en que vivíamos, el sufrimiento que me embargaba.
Tú eras mi soporte, mi centro, mi guía. Quizá fue eso lo que no soportaste. Siendo tan pequeño quizá te dabas cuenta de mi dolor aunque yo disimulara. Y quizá era mucho peso para ti tan pequeñito soportar ese dolor.
Quizá el odio que sientes hacia mí nació de ese dolor de pequeño impotente, de no poder hacer nada para salvar a su madre.

Quizás. Sólo puedo elucubrar ahora que ya no estás.

viernes, 25 de agosto de 2017

El padre hurtado no está de moda


Dijo “dar hasta que duela”.
Alguien hoy da de esa manera?
Yo al menos no conozco. Ni yo siquiera
Pero lo espero. Siempre lo he esperado
Y sí he dado hasta el dolor
Pero no he recibido nada que se le acerque ni un poquito
Qué sería hoy de nosotros si nos multiplicáramos en padres hurtado?
Bello. Dulce. Cálido
Pero no. Hoy es lo mío, los míos, para mí y los míos
A ti no puedo darte, no me alcanza
Y yo creo que sí alcanza. Que mientras más se da, más se produce. Es como magia. Como la leche materna.
Pero no lo sabemos. O no lo creemos
Y seguimos así, encuevados cada uno en lo suyo sin conocer el placer de dar.
Porque es alegría, descanso del alma, emoción -compartida o no- no importa
Es calor humano, ése que tanto nos falta.
Qué pasaría si sólo tengo mil pesos y se los doy al que subió a cantar al metro? Me quedaré pobre? No! Mil veces no! Seré rica en mi espíritu. Seré llena del amor de  la música que él quiso dar.
Dar es dar…

Bienaventurado Padre Hurtado. Bendito Seas

viernes, 18 de agosto de 2017

Miedo


Dicen que el miedo es cosa viva. Y es verdad. Yo he sido siempre miedosa. He superado gran parte de ello, pero hay situaciones que simplemente no dan para otro sentimiento. Hace meses estoy siendo amenazada por un psicópata. Primero se fijó en mí como su objeto de redención pero alternando con episodios de violencia dado que es alcohólico y drogadicto. Y producto de sus adicciones, esquizoide.
Hice los respectivos pedidos de auxilio a la justicia (varias veces, sin resultados). Ni la PDI, ni carabineros, ni la fiscalía ni los tribunales me dieron boleto. Ninguna respuesta. Ningún protegerme y dejarme a buen recaudo.
Hoy sigo viviendo la misma situación de amenazas e intimidación. El psicópata en cuestión ha violado ya mi intimidad en varias ocasiones, incluso entró a mi casa sin que yo estuviera y robó mis especies en venganza. No tiene miramientos ni límites.
Bueno, mañana 19 de agosto es su cumpleaños y se le puso en la cabeza que lo pasará conmigo aquí en mi casa porque yo soy el amor de su vida y bla bla bla. Y si no acepto caerán sobre mí las penas del infierno. Me destripará en la calle para que todos vean correr mi sangre, me quemará viva, hará en mi rostro 6 tajos, destruirá mi casa por completo, y más y más y más.
Yo mientras tanto continúo viviendo mi día a día como si nada estuviera pasando, voy a mi trabajo, voy a las compras, hago como que vivo.
Pero ya no puedo más hacerme la lesa que no pasa nada. Sí pasa! Estoy en peligro de muerte violenta. Ayer el médico me dio una licencia por mi estado de nervios como cuerdas de violín que aunque trate de hacerme la valiente ya la situación me ha sobrepasado por completo desde hace mucho rato. Y no encuentro salida. Me siento atrapada en las garras de este loco sin límites. Y sola. Soy sola y no tengo redes de contención ni de ayuda.

Gracias a dios una amiga me acogerá en su casa esta noche, pero después no sé qué pasará. Dios o alguien se apiade y ‘aparte de mí este cáliz de vino tinto de sangre’

viernes, 4 de agosto de 2017

Algo más que impresiones?

Tengo hoy alguna seguridad mayor de lo que en principio eran impresiones solamente. Hoy hay un paso más hacia la certeza. Por dios que me ha costado. Es tan difícil observarse. Cómo me doy vuelta del revés como un calcetín? Pero de a poquito se va logrando. Un día una lucecita, muchos después otra pequeña lucecita y se juntan para alumbrar un poquito más.
Al principio, cuando me daba un poco cuenta, me enojaba que no me dijeran. Hoy los entiendo. Un poco por cariño, otro poco por ser polite, otro por el ego… es normal, es natural. Los que dicen caen mal y causan dolor. Pero eso es cultural. Es shileno. No debería. Las cosas se dicen -por amor. Para el mejor estar del otro, de mi amigo. Pero bueh. No todos pueden, no todos quieren.
Mis quejas. Finalmente puedo asegurarlo. Al principio y por mucho y doloroso tiempo me devanaba los sesos intentando comprender sus razones. Por qué el alejamiento si no les hice nada? Qué les hice? Silencio. No hay respuestas, no hay pistas. Algunos últimamente me han ayudado a acercarme a la comprensión. Hoy, gracias a eso y a que mi mente se ha mateado buscando, lo sé y es un alivio. “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Ahora sé. Hoy comprendo y comienzo a aceptar. Hoy quizá hay una luz nueva. No puedo aùn calificarla. Ni es necesario. Pero es otra. Viene desde otro lugar de mi universo. Puedo empezar a aceptar. Y no seguir sintiéndome sola en una isla de incomprensión absoluta. Ahora puedo ponerme un poquito (sólo un poquito porque no soy shilena) en sus zapatos.
Y quizá, sólo quizá, desde aquí, desde este exacto punto de inflexión, de luz, de darme cuenta, puede que empiece un gran salto. Debo sí cuidarme de las trampas. Uuuyy. Son terribles. Siempre las tienen a mano. Están en su adn. Si no quiero soltar prenda, de alguna manera logran hacerme pisar el palito. Y como soy tontona ingenua caigo. Y empiezo con la retahíla y ya no me para nadie. Porque son reales, no son quejas inventadas, suceden en mi realidad. Y sus egos se inflan, orgullosos de su triunfo. Son buenos. Son personas que ganarán su pedacito de cielo. Aguantan, son estoicos, oyen las quejas como si verdaderamente les interesaran, mientras piensan hacia adentro hasta cuándo dios! Que se calle de una vez.
Y finalmente cae la gota que rebalsa sus vasos y se van. Para siempre jamás. Se cansaron. Y es normal.