"Soy un
hoyo, una raya en el agua… pero dejé mi sangre en tu cama”
No lo convencí, no me convenció. Hicimos el
intento, como dijo “la última batalla”… el amor de otoño. Pero no resultó.
Locura, alcoholismo pánico, delirio. Pena, qué
pena. Pero no. No puedo ya a estas alturas ser terapeuta de nadie. Menos del
que espero sea mi protector. Y creo que tampoco puede él salir de su infierno
(ojalá pudiera, por él mismo). Yo… yo sigo el camino trazado… ese del cual salí
por un ratito para aprender otro modo, para conocer lo distinto, para medirme.
Pero vuelvo aquí, siempre igual. Casi no por mi propia opción, sino por la
violencia. No sirvo para eso. No soy mujer que acepte ser maltratada. Lo viví,
lo conocí y no lo quise. Me produjo aversión. No.
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