No es que me cierren las puertas. Es que ya
no tengo puertas que golpear. Y ellos no me recordarán y si lo hacen espantarán
pronto el recuerdo para espantar las culpas y no me invitarán porque soy un
cacho. Mujer sola, deprimida, ufff, mal. A quién le va a gustar hacer de buen
samaritano cuando lo que corresponde es olvidar las propias cuitas? Y se vienen
los 4 días en que celebrarán, comerán asados y empanadas, tomarán vinos y
otros. Y yo deberé soportar los olores a sus comidas públicas y sus ruidosas
cuecas. Y no estaré en ningún lugar de ésos. Mismo que en navidad y año nuevo.
Sola. Ahí tratando de no zozobrar, equilibrando mis nervios y mis penas,
esperando que pasen pronto los días, durmiendo a ojos apretados, obligándome. No
hay puertas.
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