Si hay algo que me ha cargado
siempre es la desconfianza.
No me gusta, la encuentro ladina,
mal pensada…
y resulta que ahora yo… estoy
empezando a sentirla.
Después de unos cuantos desengaños
pareciera inevitable.
Y no me gusta. Siento que me cierro
más puertas aún.
Y eso ya es casi imposible pues no
queda ya más qué cerrar.
Nuevos horizontes se muestran y de
pronto paf!, a la primera de cambio asoma la desconfianza y todo me cambia y no
puedo seguir el hilo de como venía y me pongo paranoica (creo) y no creo en lo
que me están diciendo, me pongo retraída, antipática y no lo puedo evitar.
Es que no quiero volver a meterme en
problemas. Ya he tenido suficiente.
Y así es como me cierro puertas que
quizá tenían algo bonito que mostrar.
Quién fuera adivina!!
A mí me pasa lo mismo que a ti.
ResponderEliminarA veces pienso cuántas cosas habré dejado escapar... pero como dice el refrán "el gato escaldado del agua fría huye".
Besos.