Cuántas letras necesito para dar vuelta esta hoja de vida? cuántas
palabras calmarán mis ansias cuántas letras expiarán mis culpas cuántas frases
llenarán mi vacío con qué conjuros de letras abriré esta cárcel abominable…
Cuál será la combinación secreta de las palabras que tendrán la magia
para terminar de una vez esta vida?
Mis dedos habitualmente calman mi dolor y van vaciando letra a letra los
sinsabores que vivo día a día. Conjurando como pueden el dolor que se acumula
en montañas cada anochecer vencida una vez más, cada amanecer sin expectativas,
cada hora lenta y ociosa en mi corazón adolorido.
Sin embargo hay ocasiones en que ni siquiera mis manos tienen el valor
de vomitar en negras letras el negro no-vivir que me acecha día a día,
interminablemente voraz.
En el principio era el verbo ¿qué quiere decir? Que con las palabras se
forma la materia? Qué palabras he usado en mi vida? negativas, tristes, opacas.
Qué construyo con ellas? Penas, tristeza, opacidad.
Qué es primero? El huevo o la gallina? Qué palabras positivas y bellas
puedo escribir si no me suceden cosas positivas ni bellas.
Y el silencio? Con qué letras se escriben el silencio y la nada? Hay acaso
algún código oculto para describir la soledad? Ésa que muerde las entrañas y te
invade hasta los tuétanos. Con qué palabras se da guerra a esta infame
compañera llamada soledad?
Y a los ataques arteros e infundados, a la provocación, a la amenaza, a
la intimidación, a los insultos, a las guarrerías, con qué piadosas palabras se
les puede desvanecer? O habrá que devolver pan por pan y usar la misma moneda?
A ratos siento que ni siquiera las letras, mi refugio habitual, son
capaces de contener tanto dolor. Es un río sucio y barroso que arrastra mis
penas, mis letras, mis sentires, revolcándolos en triste e inútil mazmorra
destinada a una muerte poco digna, a un final incierto y sin luz.
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