El tiempo no es mi aliado. Demora y demora en pasar. Lento
como tortuga. Como si quisiera burlarse de mí. Cada mañana es un peso añadido a
mi espíritu. No quiero levantarme. No quiero estar viva. No quiero moverme ni
pensar ni sentir. Los días son eternos en este sin sentido. No hay seres
humanos en este mi desierto. No hay calor, no hay sonidos. Todo es quieto como
muerto. La única lamentablemente viva soy yo.
Las gentes amorosas me dan consejos. Y yo agradezco y trato
de tomarlos, que salga, que haga ejercicios, que converse, que me una a algún
grupo de algo…
Pfff. No imaginan mi repudio y mi terror a estar con gente.
Me compré una bici estática, la miro y la miro y la miro…
Si salgo a caminar por mi barrio, fijo que me asaltan..
Lo que yo quiero es compañía, alguien cercano. Sentir una humanidad
distinta de la mía. Pero no estar entre el grupo. Le temo. Me aterra. Me causa
ataque de pánico.
Estoy bien muerta ya. No sé para qué sigo acá. De puro
cobarde no más.
Converso con gente en los chats pero la virtualidad sólo
calma la soledad por un rato. Llega el momento en que hay que mirar, oler,
sentir… y entonces vuelve el desencanto y la frustración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario