miércoles, 17 de mayo de 2017

Mi Experiencia Novedosa... y Fallida

Es especial vivir en compañía. Yo que nunca viví una noche acompañada, me gustó la experiencia. Me sentí cómoda. Como si siempre hubiera estado en esta compañía. Sería por la soltura con que el otro se comportaba. Relajado, dueño de sí, normal, centrado en sí mismo y atento a mí a la vez. Los días también eran buenos. Regalitos, comidas en casa preparadas por él, chistes, largas conversaciones, un hombre colaborador, no especialmente amoroso pero sí presente. Sexual con simpatía y calidez. Muy activo y también respetuoso.
Demasiado introvertido, supe muy poco de él, de su vida anterior. Pero eso no me causó angustia. A su ritmo iba perfilándose. La pena fue que su adicción y su violencia pusieran punto final. También creo que escondía y mentía. Nunca pude tener certeza de quién era realmente.
Igual había cosas que me molestaban. Por ejemplo su insistente costumbre de no querer reconocer la existencia de mi vida pasada, mi entorno, mi hijo, mis nietos que ya no estaban conmigo pero estaban en mi corazón. Desconocía una y otra vez su existencia. Tampoco me escuchaba. Cada vez que yo quería hablar desviaba y me interrumpía con cualquier banalidad. La cosa era no escucharme, aunque fuera algo simple lo que yo quería decirle. Todo giraba en torno a él. Yo lo escuchaba con santa paciencia pero él no me devolvía con la misma moneda.
Algo muy patológico había en su conducta. No quería saber de mí por mí, por conversaciones e historias en primera persona mirándolo a los ojos. En vez de eso prefería espiar como un hacker en la web y hacerse un perfil personal, torcido, errado, lleno de defectos en mí.
Nunca entendí por qué decía amarme si el concepto que se había construido de mi era el peor. Una mala pécora, una p…, la peor de todas las mujeres que había conocido en su vida. Por qué entonces no me dejaba en paz en vez de acusarme y amenazarme día a día con las peores torturas, a juicio suyo muy merecidas por mi infinita maldad.
Nunca asumía una responsabilidad por un error. Era yo siempre la que resultaba culpable. Agotador. 
Realmente un ser extraño, especial. Algo tenía que me atraía. Pero le temía. No he convivido nunca con la violencia.
Una pena que no resultara. Como decía él, era la última jugada, el amor de otoño.
Falló. Como todo en mi vida. Siempre. Una falla tras otra.

2 comentarios:

  1. Ese tema tienes que darle solución.
    Si te acosa o si peligra tu integridad.

    Creo que ya lo hiciste y estabas en espera de juicio por lo que leí.

    Espero que por fin puedas descansar tranquila.

    La verdad es que creo que desajogar las emociones o angustias escribiendo a veces ayuda.

    Uno al releer lo escrito " se ve desde fuera" y eso ayuda mucho a tomar distancia con lo ocurrido y también a comprenderse a uno mismo mejor.

    Besos.

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  2. Fue mejor que se fuera por lo menos estás viva.


    Un abrazo

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