domingo, 14 de mayo de 2017

Madre Nominal

Será que existen los decretos? Será que mi padre decretó mi futuro desde que yo era pequeña? Con la obvia connivencia de mi madre y hermanos, por supuesto.

Creo que de niña en realidad no me interesaban las muñecas. Prefería jugar con mis hermanos a las bolitas, al trompo y muchos otros juegos que no tenían género, eran universales.

Es raro. Mi madre me hizo ser madre de sus hijos más pequeños y yo asumí el rol sin chistar, incluso me gustaba un poco, aunque sabía que era una injusticia. Como era tan tímida y aislada, al menos ahí tenía un por qué para vivir.

Ya llegada a la adolescencia quería ser linda, querida, admirada, regaloneada. Nunca lo fui. Al contrario. No tuve buen trato, no me quisieron, me ignoraron, me trataron como de segunda categoría, como cenicienta.

Ya llegada a la juventud, todos pololeaban, tenían novios, se casaban. Tenían hijos. Y ahí empecé a sufrir otra vez. Quería hijos. Consideraba que eran el mayor tesoro que se podía obtener; un tesoro que había que cuidar y proteger como leona.

Pero a mí ningún hombre me elegía. Era bonita, interesante, culta, inteligente, divertida… y sin embargo los únicos hombres que se fijaban en mí eran los de la calle, los de los piropos, y eran muchos.

Pasó el tiempo y los decretos de mi padre empezaron a hacerse carne en mí. Desde muy pequeña, imagino incluso que antes de tener yo uso de razón. Había en él ciertos tips que me repetía con regular insistencia:
-       Que cuando nací, la matrona le dijo ‘tuvo una solterona’
-       Que como ‘no era buena con mis hermanos iba a ser una madrastra’
-       Que era muy pesada para que algún hombre se interesara en mí

Y así en ese marco regulatorio fui creciendo y haciéndome un poco más decidida a pesar del terror que seguía sintiendo por él y de la pena de no tener a mi madre aunque viviéramos en la misma casa. Yo sólo servía para hacer las cosas de la casa y para atender las necesidades de mis hermanos hombres, chicos y grandes. Injusticia debió ser el nombre de mi madre.

A cierta edad declaré a la familia que si yo no encontraba un hombre que quisiera estar conmigo, igual iba a tener un hijo y ser madre soltera. Obviamente me catalogaban de loca, mientras se mordían para no decirme cosas más feas. Yo no soportaba la idea de no tener un hijo. Me parecía que lo estéril de mi vida podría trocarse en algo mejor si tuviera de quien ocuparme y sentir amor. Alguien a quien proteger.

Lo hice. Y me significó la expulsión de la familia. Pero a pesar de todo -de la pobreza, de la soledad, del cansancio, del abandono y el desprecio- fui feliz por un tiempo. Disfruté a ese hermoso niño que me nació contra todo pronóstico y contra los deseos de la familia de que mi hijo yo desapareciéramos de la faz de la tierra.

Y así fue que creció, se rebeló y un mal día me maldijo y se alejó de mí, ya por casi cuatro años que no sé de él, a pesar de vivir en el mismo barrio, a dos cuadras el uno del otro.


Feliz día de la madrastra? O de la solterona estéril?

2 comentarios:

  1. No eres estéril . Eso està clarísimo.
    Que seas soltera no quiere decir que seas solterona.

    Besos.

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  2. Cuanta tristeza ha habido en tu vida. Ojalá te premie con algo bueno en lo que te resta.


    Otro abrazo

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