lunes, 29 de mayo de 2017

Hacia la Alegría

No sé si mi reflexión sobre el cambio de estrategia se mantendrá firme en mi espíritu, no sé si alcanzaré el estado necesario para lograrlo. Hoy he estado bien de ánimo, no sé si aún alegre pero quizá ad portas de ello. Tantos años sin ejercer…. Lo quiero lograr sin duda. Me parece una linda estrategia.
Respecto al señor que conocí y duró en mi vida menos que un suspiro, la verdad es que sin ser príncipe azul, sí tocó en mí ciertas fibras. No intelectuales porque era latoso dándome recetas de vida todo el rato. Yo hubiera preferido que por ejemplo me coqueteara, me dijera cosas bonitas y/o picaronas. Pero no, era muy serio y muy dado -además de aconsejar con verdades inapelables- a hablar de dinero, de lo que tuvo y perdió. Pero lo que sí me gustó y haciendo una proyección (abstrayéndolo a él en particular) fue su energía corporal. Tomó mi mano con fuerza y decisión para cruzar la calle. Eso para mí -siempre sola y sin piel ajena- fue la gloria. Cuando volvimos a cruzar hizo lo mismo. Luego al dejarme en mi taxi tocó suavemente con su boca mis labios y de alguna manera despertó electricidad en mi cuerpo dormido. Eso me hizo forjar expectativas (tonta yo!). No era futuro el mensaje. Era fin. Era adiós y hasta nunca.

Ahora pienso que si pudiera encontrar (Dios mediante) otra oportunidad, toleraría el exceso de teorías y recomendaciones, siempre que hubiera en compensación esa sensualidad del cuerpo-alma. Porque soy convencida que esos primeros escarceos no son sexo, son alma pura. Por eso me apena y me enoja que no me diera una segunda oportunidad y me desechara tan rápidamente. Mala onda y liviana su actitud.

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