No sé si mi reflexión sobre el cambio de estrategia se
mantendrá firme en mi espíritu, no sé si alcanzaré el estado necesario para
lograrlo. Hoy he estado bien de ánimo, no sé si aún alegre pero quizá ad portas
de ello. Tantos años sin ejercer…. Lo quiero lograr sin duda. Me parece una
linda estrategia.
Respecto al señor que conocí y duró en mi vida menos
que un suspiro, la verdad es que sin ser príncipe azul, sí tocó en mí ciertas
fibras. No intelectuales porque era latoso dándome recetas de vida todo el
rato. Yo hubiera preferido que por ejemplo me coqueteara, me dijera cosas
bonitas y/o picaronas. Pero no, era muy serio y muy dado -además de aconsejar
con verdades inapelables- a hablar de dinero, de lo que tuvo y perdió. Pero lo
que sí me gustó y haciendo una proyección (abstrayéndolo a él en particular)
fue su energía corporal. Tomó mi mano con fuerza y decisión para cruzar la
calle. Eso para mí -siempre sola y sin piel ajena- fue la gloria. Cuando
volvimos a cruzar hizo lo mismo. Luego al dejarme en mi taxi tocó suavemente
con su boca mis labios y de alguna manera despertó electricidad en mi cuerpo
dormido. Eso me hizo forjar expectativas (tonta yo!). No era futuro el mensaje.
Era fin. Era adiós y hasta nunca.
Ahora pienso que si pudiera encontrar (Dios mediante)
otra oportunidad, toleraría el exceso de teorías y recomendaciones, siempre que
hubiera en compensación esa sensualidad del cuerpo-alma. Porque soy convencida
que esos primeros escarceos no son sexo, son alma pura. Por eso me apena y me
enoja que no me diera una segunda oportunidad y me desechara tan rápidamente. Mala
onda y liviana su actitud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario