jueves, 27 de octubre de 2016

REFLEXIONES Y RAZONES

Creo que la única manera de comprender ciertas conductas humanas frente a situaciones complejas -ya sean positivas o negativas- es viviéndolas en carne propia. Nada más arrogante que creernos dueños de verdades inamovibles. Eso se da en la juventud y en personas rígidas de mente, que entumecidos en sus cuatro paredes, no son capaces de conocer otras realidades.Yo me encuentro hoy en uno de esos aprendizajes. Corro riesgo, lo sé. Un gran riesgo. Pero lo estoy viviendo, con cautela, con resguardos, pero lo vivo.Al grano. Estoy viviendo algo así como el síndrome de Estocolmo. No tal cual pero… parecido.Mi situación es de persona sola, absolutamente sola. No tengo familia y de amigos una que otra a las que veo muy a lo lejos. Bien, resulta que he conocido a un hombre. Desde el principio lo noté raro, distinto, excéntrico… ¿loco, drogadicto, alcohólico? Sí! Las tres condiciones, agregando violento. Luego de demandarlo a la justicia y pedir protección, han pasado los días y vuelve a hablarme casi normal. Lo recibo telefónicamente. No en persona. Le temo y además me provoca repulsión por todas las agresivas y bizarras palabras y amenazas terroríficas con que me coronó. Declara no recordar nada, habiendo actuado bajo el alcohol y las drogas. Pero yo sí recuerdo! Y no quiero recibirlo en mi vida como mi pareja aunque él se empeñe en conseguirlo.Pero sin embargo ahora que me habla normal, hablo con él. Me conmueve. Me miro en su espejo de soledad, no en su violencia afortunadamente. Y deseo para él lo mejor. Le aconsejo. Le hablo con cariño. Le pido que se cuide. Aquellos a quienes cuento esto (mis terapeutas) se horrorizan y preocupan. Tienen razón. El riesgo es enorme. Pero estoy atrapada.Y claro, aquí viene mi motivación. No es por él. No es altruismo. Es por mí. Por mi miserable soledad. Necesito sus palabras lindas. Sus llamadas y mensajes diarias. Su preocupación por mis asuntos. No olvido que tiene dos caras. No olvido al demonio que vive en él. Pero su lado bonito me hace bien. Es la única persona que me habla. La única persona que me ha halagado en toda mi larga vida. Cómo entonces renunciar a él? Cómo renunciar a las únicas demostraciones de cariño? Al único contacto humano? Es difícil prueba. No puedo zafar. Sólo espero que el universo me proteja (y a él también) y no haya finalmente nada que lamentar. No sé cómo seguirá esto. No sé cómo acabará. Pero no puedo (ni quiero) salir por ahora. I’m sorry…Claro que tengo razones que son del corazón-mente para no aceptarlo como pareja sino sólo como amigo no presencial:

1.       Desconfianza debido a su violencia, que fácilmente se puede repetir

2.     Molestia porque con las asquerosidades que me dijo mató mi libido, no sé si para siempre pero por ahora… puajj
3.     Molestia/pena debido a que me cobró trabajos que hizo en mi casa y que yo entendía como colaboración de proyecto-pareja
4.    Decepción porque no trabaja
5.     Incomodidad porque parece esconder muchas cosas de su vida
6.    Molestia/pena por su desinterés y casi molestia frente a mis nietos
7.    Frustración por su actitud distante y casi molesta si le hago un cariño
8.    Sensación de imposibilidad debido a su reproche exacerbado frente a mis errores antiguos (algo así como sin perdón)

No hay comentarios:

Publicar un comentario